martes, 10 de abril de 2018


Lavado del oído


La irrigación del conducto auditivo externo es el procedimiento otorrinolaringológico más frecuente que se realiza en atención primaria. Sus indicaciones son el lavado del cerumen y la extracción de cuerpos extraños inertes o animales, es decir, de tipo no hidrofílico.
El cerumen es una secreción natural que protege el oído y sólo debe limpiarse cuando da síntomas o si es necesaria la visión completa del tímpano con finalidades diagnósticas. La producción de cerumen varía mucho debido a diferencias interpersonales, interétnicas, estacionales y según la edad del individuo.
Su acumulación viene favorecida por deformidades anatómicas (conductos estrechos y angulados), el exceso de pelos en el oído o el uso de bastones de algodón, audífonos o protectores auditivos.
 El tapón de cerumen es una de las causas más frecuentes de consulta por hipoacusia y su incidencia llega hasta el 5% de adultos sanos.
La extracción del cerumen puede realizarse mediante gotas cerumenolíticas, irrigación del conducto con o sin gotas previas, por extracción manual con una cureta o mediante aspiración. Se deben evitar los conos o velas de oído, que se han demostrado ineficaces y peligrosos.

Contraindicaciones para el lavado del oído

• Dolor o perforación en irrigación previa o con la entrada
de agua en el oído
• Perforación u otorrea en los últimos 12 meses
• Otitis media en las últimas 3 semanas
• Cirugía del oído (excepto drenajes extruidos con tímpano
íntegro confirmado)
• Fisura palatina (intervenida o no)
• Otitis externa activa
• Paciente confuso o agitado
• Miedo a la manipulación del oído


MATERIAL
Para realizar un lavado de oído se utiliza una jeringa metálica, normalmente de 150 ml, una batea de forma arriñonada que se ajusta a la pared lateral de la región infrauricular, una cureta para extraer restos de la parte más exterior del conducto y material para el secado.

TÉCNICA

Se debe explicar el proceso al paciente e indicarle que se siente cómodamente. Se le pone una toalla sobre el hombro, se le da un pañuelo para secarse y se le pide que no se mueva. El procedimiento puede ser molesto pero no produce dolor, y si aparece cualquier sintomatología anómala debe detenerse el lavado de inmediato.
La jeringa debe estar bien lubricada y cerrada, se carga con agua templada a la temperatura corporal para evitar el estímulo térmico del oído y se purga de aire en posición vertical para evitar la presencia de burbujas que producen ruido y reducen la presión del flujo de agua. Se coloca una batea ajustada bajo el oído para recoger el lavado y se tracciona el pabellón auricular para alinear las curvaturas del conducto auditivo y facilitar la entrada del agua y la salida de la cera (arriba y atrás en adultos, y abajo y atrás en niños pequeños).
Se introduce cuidadosamente la cánula de la jeringa dirigida hacia el cuadrante posterosuperior del conducto y se inicia la irrigación manteniendo una presión constante pero no excesiva. Es fundamental controlar la posición de la cánula y evitar su desplazamiento mientras se ejerce presión para no lesionar el conducto. Se va observando el producto del lavado en la batea hasta que sale limpio. Si el procedimiento no es efectivo puede repetirse, pero se recomienda no exceder tres irrigaciones seguidas (unos 500 ml).
Tras el lavado se indica al paciente que se seque el oído y se realiza una otoscopia para comprobar la limpieza del oído.
Puede ser útil usar una cureta blanda para limpiar restos de cerumen de la entrada del conducto. Ante cualquier lesión del conducto o del tímpano que se observe o si el paciente ha experimentado dolor intenso o sensación de flujo de agua en la garganta, se recomienda que se prescriban gotas óticas antibióticas y se remita el paciente al otorrinolaringólogo.
La jeringa se debe desmontar y limpiar periódicamente y se aconseja lubricar el pistón con glicerina, vaselina o aceite.
Existen unos irrigadores automáticos para la limpieza de los oídos, cada vez con mayor difusión. Su ventaja consiste en la propulsión del agua a una temperatura exacta y con una presión constante, a pesar de los inconvenientes del precio y la necesidad de eventuales reparaciones. Su uso no difiere técnicamente del lavado con jeringa.

Complicaciones del lavado de oído
Frecuentes  
Tos
Dolor
Vértigo
Poco frecuentes
Lesión del conducto
Otitis externa o media
Perforación timpánica
Excepcionales
Acúfenos
Luxación de osículos
Síncope


LAVADO OCULAR

La atención de pacientes con traumatismos oculares requiere de un examen oftalmológico básico para reconocer la lesión que presenta el paciente, su gravedad y finalmente decidir las medidas de manejo inicial en cada una de ellas. Las lesiones oculares traumáticas se caracterizan por su heterogeneidad. A pesar de esto es posible establecer una lista de patologías prioritarias que se producen con los traumatismos oculares. Las decisiones iniciales de manejo son especialmente importantes para su curación y pueden determinar la necesidad de referencia para tratamiento por el Especialista. Situaciones en las que está Indicado realizar lavado o irrigación ocular : Los cuerpos extraños: pueden ser granos de polvo, insectos, partículas de madera, metal o vidrio, sustancias cáusticas y corrosivas, etc. a su vez pueden ser superficiales o estar fuertemente enclavadas. Si se localizan en la parte anterior del globo ocular y no están enclavados, pueden extraerse fácilmente, previa buena iluminación, con una gasa o utilizando el borde de un pañuelo, corbata o papel de seda. A veces no se ven, pero existen unos síntomas característicos que nos indican su presencia: picor, escozor, lagrimeo, dolor al parpadear, etc. en estos casos los buscaremos primero por dentro del párpado inferior, traccionando del mismo hacia abajo y dejando expuesta la conjuntiva. Si no se encuentran allí, buscaremos en el párpado superior procediendo a la eversión del mismo. Para ello, aplicaremos un objeto delgado y alargado (como un palillo, por ejemplo) en el párpado superior y de forma paralela al mismo, presionaremos suavemente. Tiraremos entonces de las pestañas hacia arriba y detrás, envolviendo a dicho palillo que nos sirve de apoyo, para poder visualizar de esta forma la conjuntiva superior. Cuando localicemos el cuerpo extraño procederemos a su retirada.

INDICACIONES
Cuerpo extraño en la superficie del globo ocular, o en el fondo de saco conjuntival.

CONTRAINDICACIONES
  • Sospecha de perforación ocular.
  • Pérdida de la visión en el ojo afectado.
  • Caída de un material cáustico o ácido en el ojo y cuya irrigación sea perjudicial, debido a que actúe como catalizador y empeore los daños provocados por la sustancia irritante.
  • Presencia de cuerpos extraños, que sean de difícil extracción por personal no especializado.

MATERIALES REQUERIDOS
  • Agua estéril o solución salina
  • Jeringa hipodérmica
  • Oftalmoscopio
  • Linterna
  • Toalla
  • Gasas estériles
  • Guantes limpios
  • Riñonera
  • Aplicadores (hisopos) estériles.
PROCEDIMIENTO
  • Informe al paciente el procedimiento que se va a realizar.
  • Ubique al paciente en posición de Fowler o decúbito supino con el cuello en hiperextensión.
  • Realice lavado de manos.
  • Póngase guantes limpios.
  • Ubíquese del lado del ojo afectado o detrás del paciente.
  • Coloque una toalla y la riñonera sobre los hombros del paciente.
  • Entreabra el ojo afectado con los dedos índice y pulgar de la mano no dominante para observar el tipo y localización del cuerpo extraño ayudándose de la linterna en la mano dominante.
  • Solicite al paciente que mueva el ojo hacia arriba, abajo y los lados, si no observa cuerpo extraño en la córnea, busque en los fondos de saco conjuntivales con la maniobra de eversión del párpado: Si el cuerpo extraño está en el párpado superior, indique al paciente que mire hacia abajo, y con los dedos índice y pulgar sujete las pestañas del párpado y tire hacia abajo, con la otra mano tome un hisopo y ubíquelo sobre la mitad del párpado, levantando el mismo sobre el hisopo de manera que se evierte dicho párpado y se deja descubierto el fondo de saco.


  • Si el cuerpo extraño está localizado debajo del párpado inferior, solicítele al paciente que mire hacia arriba; mientras tanto, con su dedo pulgar tire hacia abajo el párpado inferior y localice el cuerpo extraño.
  • Cargue la jeringa con agua estéril o solución salina.
  • Irrigue el ojo utilizando la jeringa, haciéndolo de modo que la solución fluya con uniformidad, desde el lagrimal a su zona externa.
  • Solicite al paciente que cierre el ojo de forma periódica durante la irrigación.
  • Verifique la salida del cuerpo extraño con el oftalmoscopio.
  • Realice lavado de manos según protocolo.
  • Seque alrededor del ojo con una gasa estéril.
  • Registre el procedimiento realizado, en la historia clínica del paciente.
Si la irrigación no dio resultado y el cuerpo extraño es móvil:
  •  Intente el retiro con un aplicador estéril húmedo.
Si a pesar de los anteriores procedimientos no es posible la extracción o en caso de cuerpo extraño intraocular o herida perforante:
  • Tape el ojo con un apósito estéril.
  • Derive al paciente con el médico para la respectiva remisión a oftalmología.
RECOMENDACIONES
  • Utilizar siempre material distinto en cada ojo para evitar infecciones cruzadas.
  • En caso de existir alguna condición que contraindique el procedimiento o que no sea posible para su manejo en este nivel de atención, se debe referir el paciente para manejo especializado por oftalmología.
COMPLICACIONES
Propias del cuerpo extraño:
  • Pigmentación corneal
  • Cicatrices corneales
  • Ruptura o estallido del globo ocular
  • Hipotonía ocular
  • Visión borrosa aguda
  • Hifema
  • Protrusión o herniación del contenido ocular

REFERENCIAS
1. Gil-Carcedo LM, Vallejo LA. El oído externo. Cap. 24. La secreción del CAE.
Madrid: Ediciones Ergón, S.A.; 2001. p. 381-94.

2. VIQUEZ Viquez, M.V. Manejo a Nivel Primario de Cuerpo Extraño en Ojo. Revista Costarricense de Salud Pública [online]. 2012. Vol.21 (2): 111-115. ISSN 1409-1429.

3. Guía Extracción de Cuerpos Extraños en Conjuntiva-Córnea-Esclera. E.S.E. Metrosalud. 2013.

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